A unos 10km al este de Baracoa, y a través de la carretera que se adentra y serpentea la selva tropical de palmeras hacia la desembocadura del rio Yumurí, se llega a la Playa Manglito, un lugar desinfectado de turistas y autóctonos debido a su ubicación semi-escondida por la vegetación  y donde existe una playa sin olas debido a la barrera coralina que hay unos 100m mar a dentro y cuya orilla suele estar cubierta por la sombra de las palmeras. 

Una decena de botes denotan que la pesca de la zona es prolífera, y con el agua en la cintura podemos bucear a pulmón y jugar con los peces de colores que se dejan entrever entre las rocas, así como pescar a mano alguna langosta despistada. 

Paseando por la playa nos sorprenderan algunos puercos que llegan para comerse la pulpa de los cocos que caen de las palmeras, y que nosotros también podremos disfrutar si topamos con alguna de las pocas famílias que habítan el lugar en sus bohíos a pié de mar.

La soledad del lugar, el agua del mar a 28°, y el contraste del verde de la selva con del azul y turquesa del mar, hace una delícia contemplar con relax y serenidad el enrojecimiento de la puesta del sol, con la compañia del silvido del aire en su paso por entre las hojas de palma y las olas rompiendo en la barrera mar adentro.

@ Jordi Gaya-Gallofré